Cuánto debe gozar el corazón del Sacerdote en vivir sólo para dar a Jesús y darse con Él a las almas. Por la Consagración Sacerdotal el Sacerdote ha dejado místicamente de ser un hombre para empezar a ser Jesús. Una especie de transustanciación se ha operado en él: las apariencias son del hombre, la sustancia es de Jesús. Tiene lengua, ojos, manos, pies, corazón como los demás hombres; pero, desde que ha sido consagrado, todos esos órganos e instrumentos no son del hombre sino de Jesús...
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