LA PIADOSA TRADICIÓN DEL PILAR
Una antigua y venerada tradición refiere que la Santísima Virgen María, en carne mortal, se apareció en Zaragoza sobre una columna o pilar, signo visible de su presencia, alentando al apóstol Santiago en su evangelización por tierras españolas. El santuario levantado en ese lugar es uno de los más visitados en el mundo católico. Bajo su patrocinio de inició la evangelización de América el 12 de Octubre del 1492.
El Papa Clemente XII aprobó su Misa y Oficio litúrgico para toda España. Pío VII lo elevó a la categoría litúrgica de Fiesta. Y Pío XII otorgó a todas las naciones hispanoamericanas la posibilidad de celebrar la misma Misa que se celebra en España.
"Después de la Pasión y Resurrección del Salvador y de Su Ascensión al Cielo, la Virgen María quedó encomendada al Apóstol San Juan. De Ella recibieron los Apóstoles el impulso para salir a anunciar el Evangelio en todo el mundo. El Apóstol Santiago, hermano de Juan e Hijo de Zebedeo, movido por el Espíritu Santo se dirigió a las provincias de España. Antes de partir besó las manos de la Virgen y pidió Su bendición.
Ella lo despidió con estas palabras: "Ve, hijo, cumple el mandato del Maestro y por Él te ruego que en aquella ciudad de España en que mayor número de hombres conviertas a la Fe, edifiques una Iglesia en Mi memoria, como Yo te lo mostraré". Saliendo de Jerusalén, Santiago llegó a España y pasando por Asturias llegó a la ciudad de Oviedo, donde sólo pudo bautizar a un hombre. Luego, entrando por Galicia, predicó en la ciudad de Padrón. De allí volviendo por Castilla se dirigió a Aragón, donde se encuentra Zaragoza, a orillas del Ebro.
En esta ciudad, luego de predicar muchos días, bautizó a ocho varones con quienes conversaba durante el día del Reino de Dios. Por la noche, solo y descorazonado, se encamina por la ribera del río para descansar y orar en silencio. Durante la oración, una de esas noches oyó voces de Ángeles que cantaban: "Ave María llena de gracia..." al oírlos se postró de rodillas y vio sobre un pilar de mármol a la Virgen que le decía: "He aquí, Santiago, el lugar donde edificarás un templo en Mi memoria. Mira bien este pilar en que estoy, al que Mi Hijo y Maestro tuyo trajo de lo alto por mano de los Ángeles. Alrededor de él harás el Altar de la capilla, en este lugar obrará la Virtud del Altísimo portentos y maravillas por Mi intercesión por aquellos que, en sus necesidades imploren Mi Patrocinio. Este pilar permanecerá en este sitio hasta el Fin del Mundo y nunca faltarán en esta ciudad verdaderos Cristianos.
Confortado por esta presencia de María, edificó un templo. Es la primera iglesia del mundo dedicada a la Virgen".
Desapareció la Virgen y quedó ahí el pilar. El Apóstol Santiago y los ocho testigos del prodigio comenzaron inmediatamente a edificar una iglesia en aquel sitio y, con el concurso de los conversos, la obra se puso en marcha con rapidez. Pero antes que estuviese terminada la Iglesia, Santiago ordenó presbítero a uno de sus discípulos para servicio de la misma, la consagró y le dio el título de Santa María del Pilar, antes de regresar a Judea. Esta fue la primera iglesia dedicada en honor a la Virgen Santísima.
Muchos historiadores e investigadores defienden esta tradición y aducen que hay una serie de monumentos y testimonios que demuestran la existencia de una iglesia dedicada a la Virgen de Zaragoza. El más antiguo de estos testimonios es el famoso sarcófago de Santa Engracia, que se conserva en Zaragoza desde el siglo IV, cuando la santa fue martirizada. El sarcófago representa, en un bajo relieve, el descenso de la Virgen de los cielos para aparecerse al Apóstol Santiago.
LA SANTA COLUMNA O PILAR
"Es de jaspe, de dos varas de alta y descansa en una piedra que la continúa algo oscura que está sobre otra más clara, fijada en una base redonda y está sobre un plano de piedra como la que circuye toda la obra. La columna de jaspe está cubierta de bronce y, sobre el bronce, de plata, cuyas dos cubiertas llegan hasta el pie de la sagrada imagen que está colocada en la Columna sin otra seguridad y su diámetro mide 24 ctms". Manuel Vicente Aramburu en su descripción de la Santa Columna del Pilar en 1766.

El Santo Pilar que la Tradición asegura que no se ha movido del mismo lugar donde se produjo la Venida, representa la idea de la estabilidad del edificio que simboliza la Iglesia gracias a la solidez y firmeza de la columna que viene a ser la confianza en la Fe que nos demuestra María.