“La Santísima Virgen María, por el amor que nos dedicaba, estaba dispuesta a ver Su Hijo sacrificado a la Justicia Divina por la barbaridad de los hombres. Este gran tormento, pues, que María suportó por nosotros – un tormento mayor de que mil muertes – merece nuestra compasión y nuestra gratitud.
Si no podemos corresponder más a un tal gran amor, al menos dediquemos algunos momentos en este día de hoy para considerar cuan grandes fueron los sufrimientos por los cuales María se hizo Reina de los Mártires; porque los sufrimientos de Su Gran Martirio excedieron los de todos los Mártires, en primer lugar por ser los más largos, y en segundo lugar por ser los mayores en intensidad”
San Alfonso María de Ligorio, Doctor de la Iglesia
Jesucristo Mismo reveló a la Beata Verónica de Binasco, que Él se complace más que nos compadezcamos de su Madre que de Él mismo. Le dijo: ‘Hija mía, mucho me agradan las lágrimas que se derraman por mi Pasión; pero amando yo con amor inmenso a mi Madre María, me agrada más aún la meditación de los dolores que Ella padeció en Mi muerte.’ He aquí por qué son muy grandes las gracias prometidas por Jesús a los devotos de los dolores de María
Nuestra Señora se dolió con Santa Brígida porque muy pocos tenían piedad de Ella y la mayor parte de sus hijos vivían sin pensar en ellos: “Miro a todos los que están en la tierra, para ver si acaso hay alguien que me compadezca y medite sobre mis Dolores, y encuentro muy pocos. Por eso, hija mía, aunque muchos me olviden, tú, sin embargo no te olvides de mí; contempla mis Dolores y compadécete cuanto puedas.” “Por esta razón la Bienaventurada Virgen Misma apareció en el año 1239 al fundador del Orden de los Servitas, o siervos de María, a pedirles instituir un orden religioso para conmemorar Sus dolores”.
En Fátima, en 1916, el Ángel de la Paz apareció a los tres pequeños videntes, Lucía, Francisco y Jacinta, y después de animarlos a rezar y de enseñarles una oración de adoración, dijo: “Los Corazones de Jesús y de María están atentos a la voz de vuestras súplicas.” En Fátima, el 13 de junio de 1917, Nuestra Señora, después de informar los tres pastorcitos de que Jacinta y Francisco irían en breve al Cielo, pero que Lucía quedaría en la tierra algún tiempo más – dijo a Lucía: Jesús quiere servirse de ti para darme a conocer y amar”, Nuestra Señora dijo entonces: “El quiere establecer en el mundo la devoción a Mi Inmaculado Corazón…” En Fátima, el 13 de julio de 1917, después de que los pastorcitos habían sido aterrorizados por la visión del infierno, Nuestra Señora les dijo: “Habéis visto el infierno, a donde van las almas de los pobres pecadores; para salvarlas (las almas de los pobres pecadores).
"Dios quiere establecer en el mundo la devoción a Mi Inmaculado Corazón. Si hicieran lo que os voy a decir, se salvarán muchas almas y tendrán paz...” Jesús explicó más Su voluntad a Sor Lucía. En respuesta a su pregunta sobre la razón para no convertir a Rusia sin el Papa haciendo la Consagración de Rusia, Jesús dijo: Porque quiero que toda Mi Iglesia reconozca esa Consagración como un triunfo del Inmaculado Corazón de María, para después extender su culto y poner, al lado de la devoción de Mi Corazón divino, la devoción a este Corazón Inmaculado.
Gracias y promesas que se reciben de esta devoción en honor
de los Dolores de la Santísima Virgen María
Según San Alfonso de Ligorio (en su libro Las Glorias de María), fue revelado a Santa Isabel que, a pedido de Nuestra Señora, Nuestro Señor prometió cuatro gracias principales para los devotos de Sus Dolores:
1. Todos los que, a la hora de la muerte, invoquen la Divina Madre en nombre de Sus Dolores obtendrán un verdadero arrepentimiento de sus pecados.
2. Él protegerá todos los que han tenido esta devoción en sus tribulaciones, y los protegerá especialmente a la hora de la muerte.
3. Grabará en sus mentes la Memoria de Su Pasión.
4. Colocará estos siervos devotos en las manos de Su Madre María, para que Ella haga de ellos cuanto desee y obtendrá para ellos todas las gracias que le pidan.
Además de estas cuatro gracias, hay aún SIETE PROMESAS por la práctica de rezar siete Ave Marías diariamente, mientras se medita en las Lágrimas y Dolores de Nuestra Señora. Estas Siete Promesas fueron reveladas a Santa Brígida de Suecia:
1. “Concederé la paz a sus familias”.
2. “Serán iluminados sobre los Misterios Divinos”.
3. “Los consolaré en sus dolores y los acompañaré en su trabajo”.
4. Les daré lo que piden, si no contraría la Voluntad adorable de Mi Hijo Divino y la santificación de sus almas”.
5. “Los defenderé en sus batallas espirituales contra el enemigo infernal, y los protegeré en todos los instantes de sus vidas”.
6. “Los ayudaré visiblemente a la hora de su muerte, ellos verán la faz de su Madre”.
7. “Obtuve de Mi Divino Hijo esta gracia: que quien propaga esta Devoción a Mis Lágrimas y Dolores será llevado directamente de esta vida terrena a la felicidad eterna, porque todos sus pecados serán perdonados y Mi Hijo será su consuelo y alegría eternales”.
ROSARIO DE LOS SIETE DOLORES
de Nuestra Señora la Virgen María
Se reza mediante un rosario compuesto por siete grupos de siete cuentas cada uno, separados por medallas que representan cada uno de los Siete Dolores.
En lugar del pequeño crucifijo de la corona dominica, la corona servita (nombre que recibe este rosario) lleva una medalla que representa la imagen de la Virgen Dolorosa en el anverso y la escena del Calvario en el reverso. Así pues, el Septenario consta de siete Padrenuestros y cuarenta y nueve Avemarías, a los que suele añadirse una Salve y el Pater, Ave y Credo por la Restauración del Papado.
Por la señal de la Santa Cruz +
de nuestros enemigos +
líbranos Señor + Dios Nuestro.
Señor mío, Jesucristo, me arrepiento profundamente de todos mis pecados. Humildemente suplico vuestro perdón y, por medio de vuestra gracia, concededme ser verdaderamente merecedor de vuestro Divino Amor, por los méritos de vuestra Pasión y Muerte y por los Dolores de vuestra Madre Santísima. Amén.
Virgen Inmaculada, Madre de Piedad, llena de aflicción y amargura, os suplico ilustréis mi entendimiento y encendáis mi voluntad para que con espíritu fervoroso contemple vuestros Santos Dolores y pueda conseguir las gracias prometidas a los que reflexionen sobre vuestros sufrimientos. Amén.
1º. La profecía de Simeón
¡Dulce Madre mía! Al presentar a Jesús en el templo, la profecía del anciano Simeón te sumergió en profundo dolor al oírle decir: “Este Niño está puesto para ruina y resurrección de muchos de Israel... y una espada traspasará tu alma”. De este modo quiso el Señor mezclar Tu gozo con tan triste recuerdo. Rezar 1 Padrenuestro, 7 Avemarías y Gloria.
2º. La persecución de Herodes y la huída a Egipto
¡Oh Virgen querida!, quiero acompañarte en las fatigas, trabajos y sobresaltos que sufriste al huir a Egipto en compañía de San José para poner a salvo la vida del Niño Dios. Rezar 1 Padrenuestro, 7 Avemarías y Gloria.
3º. Jesús perdido en el Templo, por tres días
¡Virgen Inmaculada! ¿Quién podrá pasar y calcular el tormento que ocasionó la pérdida de Jesús y las lágrimas derramadas en aquellos tres largos días? Déjame, Virgen mía, que yo las recoja, las guarde en mi corazón y me sirva de holocausto y agradecimiento para contigo.
Rezar 1 Padrenuestro, 7 Avemarías y Gloria.
4º. María encuentra a Jesús, cargado con la Cruz
Verdaderamente, calle de la amargura fue aquella en que encontraste a Jesús tan sucio, afeado y desgarrado, cargado con la Cruz que se hizo responsable de todos los pecados de los hombres, cometidos y por cometer. ¡Pobre Madre! Quiero consolarte enjugando Tus Lágrimas con mi amor. Rezar 1 Padrenuestro, 7 Avemarías y Gloria.
5º. La Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor
María, Reina de los Mártires, el dolor y el amor son la fuerza que los lleva tras Jesús, ¡qué horrible tormento al contemplar la crueldad de aquellos esbirros del infierno traspasando con duros clavos los pies y manos del Salvador! Todo lo sufriste por mi amor. Gracias, Madre mía, gracias. Rezar 1 Padrenuestro, 7 Avemarías y Gloria.
6º. María recibe a Jesús bajado de la Cruz
Jesús muerto en brazos de María. ¿Qué sentías Madre? ¿Recordabas cuando Él era pequeño y lo acurrucabas en Tus brazos?. Por este dolor te pido morir entre Tus brazos. Rezar 1 Padrenuestro, 7 Avemarías y Gloria.
7º. La sepultura de Jesús
Acompañas a Tu Hijo al sepulcro y debes dejarlo allí, solo. Ahora Tu dolor aumenta, tienes que volver entre los hombres, los que te hemos matado al Hijo, porque Él murió por todos nuestros pecados. Y Tú nos perdonas y nos amas. Madre mía perdón, misericordia. Rezar 1 Padrenuestro, 7 Avemarías y Gloria.
INDULGENCIAS que podemos lucrar rezando LOS SIETE DOLORES DE NUESTRA SEÑORA
El Papa Clemente XII, concedió en 1734, una Indulgencia Plenaria y remisión de todos los pecados a quienes recen la Corona de Los Siete Dolores diariamente por un mes continuo y luego confesado y comulgando, rogase por la Santa Iglesia; al que verdaderamente arrepentido y confesado, o al menos con firme propósito de confesarse, rezare esta Corona, por cada vez 100 años de indulgencia.